Si tienes una finca o un cultivo, sabes que el agua es el oro líquido que mantiene todo funcionando. Pero, ¿qué pasa cuando ese oro se convierte en un caldo de cultivo para una proliferación no deseada de algas y plantas acuáticas? Aunque estas plantas y algas son esenciales para la estabilidad y la filtración natural del agua, un exceso de ellas puede ser perjudicial para el sistema de riego, generando obstrucciones y complicando el riego adecuado de tus cultivos.

La clave para un cultivo sano y un sistema de riego eficiente es mantener un equilibrio.

Al enfrentarse a estos problemas en sus reservorios, muchos podrían verse tentados a optar por soluciones químicas rápidas. Si bien estos químicos pueden ofrecer una solución inmediata al problema, su beneficio suele ser unidimensional y a corto plazo. Por otro lado, la bioaumentación presenta una alternativa más holística y sostenible. No solo se trata de abordar el problema actual, sino de establecer un equilibrio natural en el reservorio que prevenga futuras descompensaciones en la fuente hídrica. Con un solo producto biológico, no solo se combate la proliferación no deseada de algas y plantas, sino que se promueve un ecosistema acuático saludable, se mejora la calidad del agua y se reduce el riesgo de obstrucciones en el sistema de riego.

Es una solución que mira más allá del problema inmediato, ofreciendo múltiples beneficios a largo plazo.

Un ecosistema dinámico bajo el agua

Antes de entrar en pánico, es crucial entender que un reservorio es un ecosistema complejo. En este entorno, productores, consumidores y descomponedores interactúan en una delicada armonía y este equilibrio es susceptible a factores externos como los cambios climáticos bruscos.

Fenómenos como ‘La Niña’ y ‘El Niño’ pueden alterar drásticamente las condiciones acuáticas, exacerbando desequilibrios ya existentes. Cuando este equilibrio se rompe, ya sea por factores climáticos o debido a un exceso de nutrientes como nitratos y fosfatos, pueden llevar a una proliferación descontrolada de algas, plantas acuáticas y plantas superficiales.

Cada gota en tu reservorio es parte de un ecosistema vibrante. Pero, al igual que cualquier sistema, puede perder su balance, especialmente cuando los nutrientes se acumulan.

Pero ¿cómo mantener su estabilidad?